14/1/2014.- La publicación del idilio que según la revista Closer mantiene el presidente francés con una actriz ha abierto el debate sobre los asuntos públicos y privados y la legitimidad de la intromisión en la vida de François Hollande. Estos días hemos visto hasta la saciedad las imágenes de las salidas nocturnas del presidente a un apartamento dos calles más allá del Elíseo. El semanario político Le Point se hace la pregunta ¿Ha ido demasiado lejos? Y ya hay respuesta de los lectores. Para casi 8 de cada 10 encuestados la respuesta es no. Consideran al presidente una figura lo suficientemente pública. Y otra publicación, le Nouvel Observateur va más allá y se cuestiona si los medios tenían que haberse hecho eco de una noticia que pertenece al ámbito personal de Hollande. También hay ya respuesta: más de la mitad de sus lectores considera que sí, que tienen derecho a saber a qué dedica su tiempo el presidente.

Ahora el debate de los medios ya no está en si Hollande puede o no tener una amante, sino dónde está el límite para la prensa en la intromisión en un asunto que ha suscitado gran interés no sólo en Francia sino también en España. Libération se posiciona en contra de lo publicado por Closer y asegura que denota una falta grave de deontología profesional y que la frontera entre lo público y no privado no debería traspasarse.

En el Elíseo, tras unos días de silencio, hoy se ha producido la comparecencia inevitable: Hollande ante los medios para hacer un balance económico del último semestre. En el turno de preguntas, Hollande ha hablado por primera vez y ha sido para pedir respeto a su vida privada. Ahora los analistas dan un paso más: ¿servirá este episodio para llevar al líder francés a su nivel más bajo en las encuestas? O, más bien al contrario, ¿el desliz le daría un poco de calor humano? El debate continúa.