Lejos de apaciguarse, los efectos de la crisis griega no se difuminan y sus graves consecuencias se instalan en una población ahogada por medidas draconianas, más acusadas que en cualquier otro país del continente. Así, la huelga general se ha convocado a raíz de otras medidas que se han hecho, al parecer, imprescindibles para que el gobierno pueda afrontar los ajustes impuestos desde la Troika. ¿El motivo? El despido de funcionarios públicos que continúa en un goteo incesante. Ahora, la nueva ley prevé el despido de 4.000 funcionarios este año y otros 11.000 en 2014. Es a lo que ha llegado el gobierno de Samaras para hacer frente a las peticiones adicionales. Eso sí, se habla de transferencia de los afectados a otros servicios públicos, si los hubiere. Un eufemismo seguramente para no anunciar que ya no se necesitan porque los ajustes no son suficientes para los prestamistas. Para el gobierno heleno hay reproches velados, algún halago que otro por los esfuerzos pero se sigue alentando a seguir ajustando para, por ejemplo, evitar que el pago de los 8.100 millones que tiene que llegar, no se haga de forma fraccionada. Y, en general, es la tónica dominante del suma y sigue: la crisis financiera se completa con más desempleo, menos servicios públicos e inestabilidad política. En fin, Grecia se convierte poco a poco en un país en ruinas.
(imagen dailypotblog)